Los niños de hoy, adultos del mañana

 

El enseñar a los niños a comer de forma saludable nunca ha sido fácil, ni lo será. Tenemos que tener en cuenta que durante esta etapa se despiertan los deseos, las preferencias y los gustos de los más pequeños, lo que conduce en muchos casos a elecciones erróneas de cuáles deberían ser los alimentos predominantes y básicos en su dieta, sobre todo porque en muchos casos intentan imponernos su voluntad y los mayores acabamos cediendo ante sus peticiones. La continuidad de este tipo de conducta conduce a dietas mal equilibradas y poco variadas, lo que en muchos casos puede ocasionar trastornos de desnutrición, anemia, obesidad e incluso problemas de aprendizaje y conducta.

Es por ello que si durante la infancia se adoptan buenos hábitos alimentarios, estos favorecerán la práctica de un estilo de vida más saludable a lo largo de su vida y, a su vez, se previenen problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, diabetes,  cáncer, sobrepeso y obesidad.

Todos sabemos que los niños aprenden por imitación, por ello se explica la importancia de los padres y educadores en su alimentación, ya que su núcleo familiar constituye su principal centro de influencias, pero el medio escolar, donde pasa la mayor parte del día, sus compañeros, amigos, la publicidad y los medios de comunicación van a condicionar su comportamiento y conducta frente a los alimentos.

¿Por qué es tan importante una alimentación adecuada en la infancia?

Porque la alimentación es uno de los factores más importantes que contribuye al correcto crecimiento y desarrollo de los niños, ya que es durante esta etapa cuando se verán aumentadas todas las necesidades nutricionales y éstas deberán ser cubiertas a través de una buena alimentación.

Es por ello que con la alimentación del niño se pretende:

      Asegurar el crecimiento y desarrollo óptimos y evitar las carencias nutricionales especificas.

      Prevenir las enfermedades crónicas que aparecen en la edad adulta, porque tienen su origen en la alimentación del niño.

     Sentar las bases de una alimentación equilibrada y favorecer la instauración de unos hábitos de vida y dietéticos que favorezcan la salud presente y futura.