Tener a cargo la responsabilidad de elaborar de forma habitual un menú
saludable para los más pequeños no es una tarea fácil.
A las tareas cotidianas y el ritmo de vida actual, se le suman las preferencias
de los niños y niñas y, en ocasiones, la falta de conocimientos u opciones.
Además, existen una serie de creencias erróneas acerca de la alimentación
infantil, que no son difíciles de evitar en cuanto se conocen. A continuación
os mostramos algunas de ellas que han sido propuestas por el programa PERSEO:
Tomar más de tres productos o raciones de lácteos
al día
Aún siendo los productos lácteos muy necesarios, algunos niños y niñas
toman cantidades excesivas de leche o sus derivados (yogures, natillas, petit
suisse, actimel, quesitos…). Esto puede dar lugar a algunos problemas en la
dieta infantil, como por ejemplo:
- Si toman mucha leche o lacteoderivados, es probable que
no tengan apetito para tomar otros alimentos y que la dieta sea monótona y pobre
en algunos nutrientes.
- La leche es rica en calcio pero contienen muy poco
hierro. Ambos minerales son necesarios para el organismo y hay que tener en
cuenta que el hierro no se absorbe bien en presencia de calcio.
- La leche de vaca y sus derivados aportan grasas animales,
ricas en ácidos grasos saturados, por lo que un exceso en su consumo aumenta la
ingesta de estos compuestos.
- Abusar de los lácteos puede dar lugar a estreñimiento y
dolor abdominal
- En ocasiones sustituyen a la fruta como postre, sin
embargo la fruta contiene vitamina C que ayuda a que se asimile mejor el hierro
del resto de los alimentos que se hayan tomado, complementando mejor el
almuerzo.
Preguntar a los menores que quieren tomar
Nosotros los adultos tenemos, o
podemos adquirir, los conocimientos necesarios para llevar a cabo una
alimentación variada y equilibrada, tanto para nosotros mismos como para
nuestros hijos. Es ello, que la responsabilidad de elegir el menú, comprar los alimentos
y diseñar una dieta completa no corresponde a los menores, sino a las personas
que los cuidan, ya que ellos, si se les ofrece, suelen elegir los alimentos que
más les gustan, que son frecuentemente
demasiado dulces o salados, como chulerías, snacks o bollería industrial
que son totalmente inadecuados. Es por ello que es adecuado ofrecer a los niños
y niñas la posibilidad de elegir entre dos o tres alimentos que nosotros hemos
elegido, pero dentro de las opciones más saludables.
Sustituir la fruta
por zumos envasados
En
ocasiones, solemos sustituir la fruta natural por zumos comerciales envasados.
Esta no es la opción más adecuada, ya que la fruta contiene azucares naturales
y, además, fibra, minerales y vitaminas, sin embargo, en los zumos envasados,
al eliminar la pulpa, desaparece la fibra y parte de las vitaminas, aunque en
ocasiones se añaden posteriormente. Además, en proporción, aportan cantidades
altas de energía procedentes de los hidratos de carbono (azucares) y sin
embargo, carecen de otros nutrientes esenciales.
Conviene
saber que las bebidas dulces no sacian la sed, sino que incitan a beber más.
Por ello, el agua debe ser la bebida de elección.
Es
preferible que los niñ@s coman la fruta al natural, masticando y saboreando las
distintas variedades y tomando zumos envasados solo de forma ocasional.
Abusar de cereales
azucarados y/o chocolateados para el desayuno
En los últimos
años han proliferado preparados a base de cereales que se presentan como
“cereales de desayuno”. Se trata de copos de elaborados a partir de distintos
cereales (trigo, arroz, maíz) que suelen tomarse junto con la leche. Sin
embargo, a menudo, para hacerlos más apetecibles, suelen ir recubiertos de
azúcar, miel o chocolate. Esto aumenta de forma considerables la cantidad de
calorías sin aportar nutrientes esenciales.
Es saludable
tomar cereales sin añadidos en el desayuno, así como de pan o tostadas.
Meriendas blandas a base de pan de molde o bollería
Los alimentos de
consistencia algo dura que hacen trabajar los dientes y las mandíbulas
favorecen la masticación, el desarrollo de los músculos de la cara y fortalecen
los dientes y encías. Por el contrario, los alimentos demasiado blandos no solo
evitan este pequeño pero beneficioso esfuerzo, sino que, a menudo, al estar
compuestos por azúcar, se adhieren a los dientes contribuyendo a la aparición
de caries.
Además, los productos de bollería y los
panes de molde suelen tener grasas añadidas, que no contienen el pan del día.
Por ello, sin que se deba excluir de la
dieta este tipo de pan, es más aconsejable que los niñ@s merienden alimentos de
mayor consistencia como bocadillos de pan normal y trozos de fruta.