25 abr 2012

Errores nutricionales más frecuentes en la alimentación del adolescente


Actualmente la gran influencia de la industria alimentaria por una parte, y la publicidad y medios de difusión por otro, hacen que los hábitos alimentarios de la población adolescente se vean influenciados por ellos, lo que les conduce a dietas poca sanas guiadas en muchos casos por cánones que se extienden por el mundo occidental.

A continuación os presentamos algunos de ellos:

Irregularidades en el patrón de ingesta

El estilo de vida del adolescente le lleva con frecuencia a comer fuera de casa, lo que provoca que en muchas ocasiones las comidas se vean excluidas o minimizadas y que sean remplazadas muchas veces por pequeñas tomas entre las comidas principales. Como consecuencia, éstas disminuyen el apetito y además son de muy bajo aporte  nutritivo y calórico, adquiriendo malos hábitos dietéticos.

La asistencia frecuente a restaurantes de comidas rápidas y de precio más económico, junto con la disponibilidad de alimentos precocinados en el propio hogar, contribuye de manera constante a que se produzcan cambios de hábitos alimentarios con mayor consumo de grasa total, grasa saturada, colesterol, azúcares y sodio. A esto se une un menor consumo de frutas, fibra y vegetales, que puede degenerar en déficits de micronutrientes y cada vez más nos alejamos de la dieta mediterránea.

Además, en casa se fomenta el hábito de estar muchas horas ante la televisión, el ordenador o consolas, con lo que la inactividad física se convierte en el papel protagonista de muchos hogares. Esto favorece a la aparición del sedentarismo al no motivar, tanto a niños como adolescentes a realizar actividades extraescolares con lo que este mal habito se mantendrá en su etapa adulta.

Consumo frecuente de snacks

Se tratan de diferentes alimentos tomados entre las comidas, y en general ricos en mezclas de grasas y azúcares. Suelen ser comprados en tiendas, cafeterías, kioscos o directamente en máquinas expendedoras que podemos encontrar por la calle. Proporcionan una cantidad elevada de energía con poca densidad de nutrientes (lo llamado habitualmente “calorías vacías”)  y un aporte excesivo de grasas y azúcares simples, o bien de sal, suponiendo incluso entre un 10-30% del total energético de la dieta diaria.



Su consumo ocasional no debería tener consecuencias nutricionales siempre que el conjunto de la dieta del adolescente “compense” dicho consumo, y en casos de mucha actividad física, pueden ayudar a aportar la energía que se necesita, eligiendo siempre el producto que mejor se adapte a ello.

También en este apartado incluimos las bebidas azucaradas y refrescos, ya que muchos adolescentes exceden en su consumo y no son conscientes de su aporte calórico. Una excesiva ingesta de este tipo de bebidas, denominadas “blandas” puede desplazar a otras bebidas con un elevado interés nutricional, como los zumos, infusiones, leche o batidos, por lo que deberían desplazarse a un consumo ocasional y en ningún caso diario.

Consumo de alcohol

El alcohol aporta calorías vacías además de sus conocidos efectos nocivos sobre el apetito y múltiples órganos y sistemas. También es frecuente en esta edad el inicio en el consumo de tabaco y drogas y anticonceptivos orales.

Dietas no convencionales, dietas vegetarianas, macrobióticas, de alimentos naturales, etc, comienzan con frecuencia a practicarse en esta época.

Dietas restrictivas

Puede aparecer una preocupación excesiva por la imagen corporal, basándose en un determinado ideal de belleza, iniciándose así los regímenes para adelgazar que conducen a una ingesta insuficiente de muchos nutrientes, sobre todo en mujeres. Además, estas personas incrementan la actividad física o incluso inician conductas purgativas para el mantenimiento del peso. Existe el riesgo de que esta práctica conduzca a un verdadero trastorno de la conducta alimentaria.

Deportistas

En el cálculo de las necesidades energéticas de los individuos, ya sean personas adultas, niños o adolescentes, se debe tener en cuenta la actividad física que se realiza y en que intensidad (leve, moderada o intensa). De esta forma, si los adolescentes practican deportes de competición, con entrenamientos periódicos, requerirá la realización de un cálculo individualizado según el gasto. En algunos deportes o actividades, donde el aspecto físico es importantes, y un bajo peso aumenta el rendimiento, como en algunas modalidades de gimnasia, carreras o ballet, entre otros, hay que vigilar la aparición de desordenes alimentarios, déficits nutricionales, osteoporosis prematura y amenorrea. 

Embarazo en la adolescente

En esta situación aumentan las necesidades energéticas, y se asocia con una mayor frecuencia de recién nacidos de bajo peso y mortalidad neonatal. 



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