- Fibra: se le atribuye efecto protector por ejercer
un mecanismo de secuestro de metabolitos potencialmente cancerígenos y por
acelerar el tránsito gastrointestinal haciendo menor el tiempo de contacto de
algunos metabolitos con el tejido intestinal.
-
Las
frutas, vegetales, legumbres y hortalizas: Las dietas pobres en frutas y verduras han sido asociadas con cáncer de
pulmón, laringe, esófago, estómago, colon, recto y páncreas. El papel que
tienen estos antioxidantes es capturar y neutralizar las sustancias que son
capaces de deteriorar macromoléculas de las células por medio de la oxidación.
- Los fitoquímicos de la dieta: Son sustancias naturales presentes en las plantas y tienen por misión
protegerlas contra agentes patógenos que pudieran perjudicarles. Además,
impiden la activación de los peligros oncológicos responsables del cáncer. Actualmente
cientos de fitoquímicos son reconocidos con impactos positivos en la salud
humana. Podemos encontrar lignanos, taninos, flavonoides, antocianinos…
Tienen
efectos protectores adicionales al ser ricos en fibras por lo que se les
responsabiliza en la eliminación de estrógeno, factor desencadenante del cáncer
de mama, pulmón, ovario, estómago y colon.
Como
alimentos fotoquímicos encontramos: ajo, cebolla, cacao, té verde, soja,
espinacas, lechuga, uva…
-
Relación de los fitoestrógenos con la dieta: La salud hormonal es la clave contra el cáncer de
mama, ovario, útero, próstata y testículo. Tienen papel antioxidante en las
plantas; en animales y humanos funcionando como antagonistas y sustitutos de
los estrógenos. Por ello son considerados como estrógenos benignos y
protectores.
Están en
grandes cantidades en alimentos como el trigo, frutas, leguminosas y verduras.
-
Vitaminas y minerales:
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