1 oct 2012

CELIAQUÍA (I)


¿QUÉ ES LA CELIAQUÍA?

La celiaquía, intolerancia al gluten, o enfermedad celiaca es una enfermedad inflamatoria del intestino delgado desencadenada por la ingesta de gluten en individuos genéticamente predispuestos, que dificulta la absorción de macro y micronutrientes.


Enfermedad celíaca: desaparecen las vellosidades intestinales, los alimentos no se absorben y aparecen lesiones inflamatorias.

  
            ¿Qué es el gluten?
 
El gluten es una proteína amorfa que se encuentra en la semilla de muchos cereales (trigo, cebada, centeno, avena…) combinada con almidón. Representa un 80% de las proteínas del trigo y está compuesta de gliadina y glutenina.




            Es el responsable de la elasticidad de la masa de harina, y confiere la consistencia elástica y esponjosa de los panes y masas horneadas. Gracias a él, en el horneado, los gases de la fermentación quedan retenidos en el interior de la masa, haciendo que ésta suba. Después de la cocción, la coagulación del gluten es responsable de que el bollo no se desinfle una vez cocido.



            Signos y síntomas de la celiaquía
        
El inicio de la enfermedad suele ser hacia los dos años de edad en los niños, y cuando se manifiesta en la edad adulta, entre los 30 – 40 años. Se atrofian las vellosidades del intestino delgado reduciéndose el área de absorción de alimento. Además, existe una mayor prevalencia cuando en la introducción progresiva de la alimentación de los niños, se introduce el gluten antes de los 3 meses o posterior a los 7. Siendo lo recomendable introducirlo a partir de los 5 meses.

Unas veces se añaden trastornos digestivos pero en otras, éstos están en un segundo plano o, incluso, pueden faltar.


Síntomas relacionados

  • Pérdida del apetito y de peso
  • Diarrea crónica
  • Distensión abdominal
  • Alteraciones del carácter
  • Retraso del crecimiento en el niño
 



            Diagnóstico de la celiaquía

Para su diagnóstico la existencia de síntomas como los anteriormente descritos, unidos a alteraciones analíticas (anemia, falta de hierro, elevación de anticuerpos más o menos específicos de la enfermedad, pérdida excesiva de grasa en las heces, etc.), permiten sospechar la enfermedad pero, en absoluto permiten hacer el diagnóstico definitivo que se basa en la realización de biopsias intestinales.





Si se sospecha de la enfermedad, las pruebas a realizar serían:

     1.  Análisis de sangre.
     2.  Prueba en heces.
    3.  Biopsia de Yeyuno: se introduce un tubo delgado con luz a través de la garganta para tomar una pequeña muestra de tejido del intestino delgado.







          Tratamiento

   
          El único tratamiento eficaz es una dieta sin gluten durante toda la vida. Con ella se consigue la desaparición de los síntomas, la normalización de la serología y la recuperación de las vellosidades intestinales. Por tanto, hay que excluir de la dieta el trigo y su almidón, cebada y centeno, estableciendo un consumo preferente de alimentos naturales:



Actualmente existe una oferta importante de productos especiales sin gluten que van desde la harina de cereales permitidos para la elaboración casera, hasta una amplia gama de panes, pastas, pizzas, pasteles, galletas, bizcochos, etc. Tienen el inconveniente de su elevado precio y la falta de subvención en nuestro país. Sin embargo, realizar una dieta sin gluten no es tarea fácil en los países occidentales donde el trigo es el cereal de consumo mayoritario. A ello se debe añadir que el 70% de los productos manufacturados contiene gluten, al ser incorporado como sustancia vehiculizante de aromas, colorantes, espesantes, aditivos, etc. En la actualidad, los empresarios están obligados a recoger en el etiquetado si un producto contiene un cereal con gluten, independientemente de su cantidad o concentración.

Se considera básico contactar con las Asociaciones de Celíacos, las cuales se encargan de distribuir la “Lista de Alimentos aptos para celíacos” que elabora y actualiza FACE anualmente. Además, es recomendable el asesoramiento por parte de un dietista, ya que ésta se debe armonizar con una dieta sana y equilibrada adaptada a las necesidades individuales de cada paciente. Los déficits nutricionales detectados en la valoración inicial deberán ser restituidos individualmente mediante la administración de sales férricas, calcio, magnesio, zinc, ácido fólico, vitamina D o B12, fermentos pancreáticos, así como leche sin lactosa durante los 3 primeros meses (si la EC se presentó como un síndrome malabsortivo).

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