El cáncer es la segunda
causa de muerte en los países desarrollados. Su incidencia aumenta con la edad
y la dieta es la causante en, al
menos, un 30% de los casos. Diversos estudios han demostrado la importancia de
la nutrición en el desarrollo de cáncer, estimándose que hasta un 40% de los
tumores podría ser prevenidos a través del mantenimiento de una dieta adecuada
y otros estilos de vida saludables. Investigaciones de varias procedencias han
demostrado que existen alimentos que actúan como protectores, disminuyendo así
la prevalencia de padecer un cáncer como son las verduras, frutas, cereales
integrales, fibra dietética, ciertos micronutrientes, algunos ácidos grasos y
la actividad física. Por el contrario existen otros factores considerados como
carcinógenos, tales como el tabaco y el alcohol, y otros presentes o
relacionados con la dieta como son algunos ácidos grasos (hidrogenados), la obesidad
y sobrepeso, métodos de preparación de comida (barbacoa), micotoxinas presentes
en frutas y verduras y grasas saturadas, que pueden incrementar el riesgo de
cáncer.
Cuando la enfermedad se
presenta, el objetivo de la dieta es mantener el buen estado nutricional de
aquellos pacientes que no han sufrido un deterioro grave o bien conseguir
mejorar el estado nutricional en aquéllos que lo padecen. Tenemos que tener en
cuenta que los tratamientos a los que se ven sometidos (quimioterapia) producen
una gran pérdida de peso (caquexia cancerosa), debilidad muscular e inapetencia
hacia la comida, por lo que deberemos de introducir algunas modificaciones para
que no se produzca una malnutrición proteínico-energético. Para esto, en la
dieta del paciente oncológico predominará evitar la pérdida de masa muscular y
tejido graso, junto con el restablecimiento de los niveles óptimos de vitaminas
y minerales. Todas estas adaptaciones de la dieta conseguirán que el paciente
responda mejor al tratamiento antitumoral y que, por tanto, aumenten las
probabilidades de éxito y, además, mejorar la calidad de vida del paciente.
Actualmente existen diversas guías dietéticas
y recomendaciones que os ayudarán a aprender cómo debe ser la alimentación de
los enfermos, como debéis prepararla y
presentarla para que sea lo más apetecible posible. De esta forma conseguiremos
una correcta alimentación del paciente durante su tratamiento y mejorar su
calidad de vida en la medida de lo posible.
Antes de iniciar una dieta
personalizada para el paciente oncológico, se deben tener en cuenta sus
características personales, como son, su estado nutricional, qué tipo de cáncer
o tumor padece, cómo es su respuesta psicológica, su estado físico, que
tratamiento tiene o va a tener y el pronóstico médico.
0 comentarios:
Publicar un comentario